animal coming alive.
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aquello.
sábado, 20 de agosto de 2011 | 17:36 | 0 comments


Su relación era un tanto complicada, pero a la misma vez estaba cargada de simplicidad. Proveniente de las cenizas de la soledad, eran tan solo aquellas noches en las cuales las estrellas resplandecían con su más preciosa belleza. Relación sordo muda. Sin más detalle, aquel joven se adentraba en los suburbios de la ciudad, se rasguñaba sus rodillas y a diente de león, atravesaba el enjambrado hasta divisar una descuidada plaza de los años 9O'. Un ambiente de ultratumba estaba recientemente apoderado de aquel sitio, incluso antes de que el recorriera su arduo camino de sobrevivencia. Con un reducido abrir y cerrar de ojos, el viento soplo exageradamente obligandole a entrecerrar sus ojos. Percibió un sombrío susurro que le entregaba la oscuridad del anochecer, y allí se encontraba. Basto con aquel rechinante crujido para enterarse de la presencia de... aquello. Aquel, más bien. Aquel individuo que, haciendo volar por los aires la hamaca espectacularmente oxidada, le miraba fijamente y descendía su velocidad a medida que su vista se tornaba en algo más impreciso. Lentamente, sus pasos tomaron una dirección cabalmente hacia la dirección de aquello. Para el momento en el que se encontraba frente a las narices de aquella cosa, el juguete para niños estaba detenido, las alzadas habían llegado a su fin. Pestañeo suavemente, pero su rostro no mostraba confusión alguna. Más bien, simulaba conocerle desde pequeños. Espero a su señal pacientemente, pestañeando cada tres perfectos segundos, y una vez que observo apenas un leve movimiento casi invisible, abrió sus labios y apartir de allí, lo único que recuerda es que no insistió para que se juntaran nuevamente por un largo tiempo. Parloteo, y más parloteo, y más parloteo. Pero aquello permanecía inestable, examinando sus pies con su mirada sujetada a ellos. Las horas, esfumándose tras el camino de migas de pan de Hansel y Gretel, ocurrieron tan velozmente como la vida transcurre, y para cuando el joven logro notarlo, era su turno de permanecer en silencio. Dándose la media vuelta, nuestro protagonista se dejo sucumbir por la penumbra, perdiendo el rostro de aquello en su campo visual. Tal vez volvería la noche siguiente.

                                                            Anda a saber que me tome para soñar esto

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