No se trata de ningún tramo demasiado complejo, la sustancia se presenta ante tus ojos como primer paso. Comprendes el peligro, intuías cierta amenaza de parte de aquel brebaje. Sin embargo, por lo visto, no concibes el verdadero trance que podría conformar en tú persona, y te decides por sencillamente intentar. De cualquier modo, es tan solo un ensayo, lo abandonarías cuando desearas. Con sencillez se podría comentar que es una sensación indescriptible, no te decides por oler aquel majestuoso aroma primero o bebértelo sin más. Tal vez podrías tantear con una cuchara, revolviendolo, refrescandolo, y aguardando por el momento indicado. No, indudablemente el estrés se mantendría vencedor y pisotearía tú paladar gustosamente. Fue indivisible el camino que recorriste para abordar aquella comprometida obsesión, no obstante es evidente que la paz ocupó el sitio de su pensamiento. La dulzura del riesgo se apodero con rapidez de tus acciones, manteniendote fiel a aquel curioso vicio, y la arrepentida aflicción no establecía plaza alguna. Sobrevives ignorando las señales, las precisas indicaciones y la gente confiable toma distancia, más tú existencia se alimenta de datos impecables. La perfección simulaba una preciosa existencia a su alrededor y todo gracias a aquel agraciado vicio insano.

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