animal coming alive.
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zero.
viernes, 11 de noviembre de 2011 | 17:07 | 0 comments


Un cero a la izquierda, contra la espada sanguinolenta y una calculadora pared que no aguarda por su llegada. Al fin y al cabo, encontrarse detrás de las bambalinas es una percepción de mayor calidad que ser invadido por el foco de luz primordial y los abucheos de un gentío. Maia vestuario, escena 4. Las etiquetas de linóleo sobresalen de los impermeables y prendas de vestir, ropas del mejor presupuesto olisqueando su nariz y apesar de aquella situación, el joven no contiene una pizca de inclinación por el primer puesto. El territorio posterior es su verdadera casona. Toma con una desmedida delicadeza una pieza de indumentaria y, obligandola a yacer sobre su hombro con un desaliñado rumbo, se dirigió hacia los camerinos. Atendió a las carcajadas de los sujetos encargados de hacer de aquel espacio un lugar seguro, andar a saber de que platican esta vez. El otro anochecer se empeñaban, como un cuarteto de infantes, en percibir el cabal clima desde las oraciones del individuo de la radio. De cualquier modo, era un encargo innacesible preocuparse por sus singulares y excepcionales hábitos, ambos eran personas de lo más semejantes a simple vista, y a una corta distancia. Ceros orgullosos. El delegado apresuro sus zancadas debido a las centésimas de minuto que restaban por el comienzo de la obra. Apenas divisó la rubia e ondulada melena de Maia, acicalarse y atusarse  con ladinas tácticas reconocidas exclusivamente en la costa sur de España. Le agasajo su libertad a la prenda en aquella habitación, dejandole caer y regresando a su actual cargo. El cargo de un fracasado, un cero, un satisfecho perdedor.

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